31 mayo Día Nacional de la Prevención de los Desastres
31 mayo Día Nacional de la Prevención de los Desastres
Publicado por: Facultad de Economía
La Unidad de Proyección Social y Extensión Universitaria hace difusión del día nacional de prevención de desastres.
El 31 de mayo fue decretado como el Día Nacional de la Prevención de los Desastres en el Perú, en homenaje a las víctimas del terremoto de Áncash del año 1970, considerado el mayor desastre en la historia de nuestro país, que además trajo consigo la desaparición de la ciudad de Yungay y alrededor de 70 mil víctimas entre muertos y heridos. También, se recuerda a quienes contribuyeron con la población damnificada. De acuerdo al Ministerio del Ambiente, “este día incentiva a adoptar medidas preventivas ante los peligros naturales, ambientales, o de cualquier otra índole”.
Después de ello, por mucho tiempo se habló de “desastres naturales” para referirse a un terremoto o un huayco. Gilberto Romero, Presidente del Consejo Directivo del Centro de Estudios y Prevención de Desastres – Predes, hace énfasis en que los desastres no son naturales: “cuando uno le echa la culpa a la naturaleza, los humanos nos eximimos de responsabilidad”. La forma correcta de decir es “un desastre producido por…” o “asociado a…” fenómenos naturales o eventos de la naturaleza.
Para hablar de desastres, se debe tomar en cuenta dos variables: la amenaza y la vulnerabilidad. “Un evento natural se considera amenaza cuando es capaz de causar daño a la vida de las personas y sus medios de vida”, señala Romero. Pero para que un desastre ocurra, no basta con un terremoto, por más intenso que sea. Solo se convierte en desastre cuando hay algo para destruir. “Por ejemplo, un terremoto en un desierto no produce un desastre. Un terremoto en una ciudad que tiene viviendas sismorresistentes, como en Japón, produce un determinado tipo de daños. Pero si ese mismo terremoto ocurriera en una ciudad como Lima, ¿cuál sería el número de muertos y casas destruidas?”, agrega Romero.
Al nivel de fragilidad de los elementos expuestos se le llama vulnerabilidad. “Nuestras viviendas y nosotros mismos que habitamos dentro de esas viviendas somos muchos más vulnerables que las viviendas, edificaciones y personas en Japón”, señala Romero. El nivel de daño que un terremoto puede causar depende de la magnitud del evento, pero también depende de la vulnerabilidad de las construcciones y personas.
Prevención y preparación
La pregunta que ahora surge es cómo actuar frente a un desastre. Para Gilberto Romero, hay dos elementos muy importantes: prevención y preparación. La prevención es adelantarse y evitar producir nuevos riesgos. Es lo que tendríamos que hacer de acá a futuro: cambios en la legislación, en las normas técnicas de construcción, en la planificación urbana, para ya no producir ciudades vulnerables, sino ciudades resilientes con viviendas seguras. Eso sería lo ideal.
Por su parte, la preparación es alistarse para actuar adecuadamente el día que suceda, y no solamente en ese momento, sino en las horas y días posteriores. Primero, se debe identificar el peligro y la vulnerabilidad, conocer el escenario de riesgo, luego hacer un plan de contingencia, que tiene que ser comunitario, y ensayarlo. Todo esto se tiene que hacer antes del sismo. “Tiene que haber siempre una preparación, porque no existe riesgo cero. Siempre habrá un nivel de riesgo, por más que tomemos medidas de prevención. Para eso justamente debemos tener el plan de contingencias, para afrontar esa posibilidad“, puntualiza Romero.